sábado, 17 de julio de 2010

Acres de Diamantes en Cartagena




Por: Bernardo Romero Parra
P.U. Comunicación Social Periodismo

En el libro Acres de Diamantes de Russell H. Conwell Se cuenta la historia de Ali Hafed un anciano Persa que vivía en las proximidades del Indus. Tenía dinero, era rico y estaba satisfecho. Satisfecho por que era rico y rico porque estaba satisfecho. Poseía un gran territorio agrícola. Tenía huertas, campos de cereales, y jardines Tenía dinero, era rico y estaba satisfecho. Satisfecho por que era rico y rico porque estaba satisfecho.
Un día, el viejo agricultor persa recibió la visita de un anciano sacerdote budista, un sabio de Oriente que le hablo de la creación del mundo, llegando al tema de los orígenes de los diamantes, los cuales definía como “gotas de luz solar, congelada”, gemas de inmenso valor económico, El viejo sacerdote dijo a Ali Hafed que si él poseía un diamante tan grande como una pulgada, él podría comprar el condado, y que si poseía una mina de diamantes, podría asegurar a sus hijos sobre los reinos gracias a la influencia que le daría su gran riqueza. Esa noche Ali Hafed, se ilusiono con poseer diamantes. Quería encontrar diamantes para ser inmensamente rico, entonces vende todas sus propiedades para emprender un largo viaje en busca de diamantes, sin ningún éxito por lo que recorre varios países hasta gastarse todo su dinero y convertirse en un hombre andrajoso y harapiento, situación que lo lleva al suicidio. Mientras eso sucedía en el territorio agrícola que vendió Ali Hafed, su nuevo propietario encontró una piedra negra que tenía un ojo tan luminoso que reflejaba todas los matices del arco iris, luego el sacerdote budista, el mismo que había aconsejado a Ali Hafed, confirmaría que era un diamante y buscaron en el jardín y sus alrededores encontrados millares de piedras similares.

Como mensaje el autor nos señala que todos disponemos de un potencial que puede hacernos ricos y demasiado a menudo nos empeñamos en buscar tesoros exteriores que no son más que espejismos que nos distraen de lo esencial. En este pequeño gran libro, Conwell nos descubre que la auténtica grandeza consiste en hacer grandes cosas con escasos medios y en conseguir alcanzar las más elevadas metas partiendo de lo que disponemos.

He traído esta historia para reflexionar sobre algunos hechos antiguos y recientes que vienen sucediendo en Cartagena, cuando algunas personas e instituciones prefieren apreciar los valores de los foráneos y en una acción egoísta deciden desconocer nuestros propios valores, pretendiendo inclusive exiliar a quienes se destacan por poseer cualidades y atributos especiales que han construido con esfuerzo, sacrificio, dedicación y servicio a la comunidad.

Menos mal que indefectiblemente hay excepciones a la regla y todavía en Cartagena existen personas e instituciones que despojadas de cualquier inferioridad moral y en pleno ejercicio de su Cartageneidad; valoran el quehacer de sus conciudadanos, lo apoyan y estimulan sin ninguna clase de discriminación, contribuyendo de esa manera a la construcción de una sola Cartagena.

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